Más de 150 millones de blogs funcionan en el mundo, y puede que sean muchos más, porque es difícil cuantificar el número de bitácoras que realmente existen. Todo tipo de personas, profesionales, temáticas y sectores presentes en la blogosfera y tú todavía no te has decidido a poner en marcha una. Las reticencias son muy comunes: “no sé escribir bien”, “no tengo tiempo”, “no entiendo de webs ni de programación”, “y qué voy a conseguir con esto…”.
¡Me las sé todas! Y no en vano. Es que en no pocas ocasiones he recomendado a algún conocido o amigo poner en marcha su propio blog, de la temática en la que se ha especializado profesionalmente o bien sobre aquello que más le gusta, sus aficiones o hobbies. En muchos casos he recibido la callada por respuesta. En otros, una negativa precedida de las excusas que ya os he comentado.
Si bien puedo llegar a entender la reticencia de aquell@s que están especialmente ocupados, trabajando, con tareas domésticas o de otra naturaleza que le copan prácticamente el 100% de las horas productivas del día, no logro comprender qué tienen que perder las personas que, por desgracia, no tienen empleo. Sobre todo, porque los blogs, entre sus muchas utilidades, son una excelente plataforma para demostrar lo bueno que somos en algo, los muchos conocimientos que atesoramos y lo que hemos ido aprendiendo con la experiencia.
Se trata de la mejor forma de hacer un currículum online, a cero coste económico y con posibilidades de traducirse en alguna que otra propuesta laboral. Además de poder añadir tu propia dirección de Internet, tu URL, a tu currículum vitae –algo que ya te hará destacar entre la competencia en la mayoría de los casos-, la persona que tenga tu candidatura entre sus manos y se decida a entrar a tu blog podrá visualizar en poco más de cinco minutos cuánto dominas tal o cual tema.
¡Es muy sencillo! Ya iremos hablando en otros post de cómo poner en funcionamiento un blog, aunque seguro que ya muchos lo sabéis. Sea como fuere, no dudéis. Toca salir de la jaula. Si nos hemos quedado sin trabajo, hemos de ver este hecho como una oportunidad de encauzar nuestras carreras, salir de las rejas entre las que estábamos encerrados y volar. Desde las alturas, con la distancia, todo se ve más claro, mejor y la estampa es más bonita que a ras de suelo.
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